La hermana República de Hércules, se engalanó con el ya tradicional Festival de la Nieve y la Barbacoa, fuimos a vivir de cerca el fervor de una fiesta donde la comida es el centro y punto de encuentro en la convivencia familiar.
Llegó el día, domingo 13 de agosto, desde muy temprano se realizaban los últimos preparativos para recibir en la plaza Bicentenario a miles de comensales hambrientos y sedientos. Y es que los domingos son días para la familia, el relajamiento y los tacos de barbacoa, que forman parte de los tradicionales desayunos dominicales en nuestro país.
Una de mis principales preocupaciones era el espacio, ya que no soy muy afecta a las aglomeraciones, ¿cómo cabríamos tantas personas yendo y viniendo por las estrechas calles de Hércules? Afortunadamente se tomaron medidas para generar un circuito entre la calle Emeterio González y Avenida Hércules y aunque el acceso era lento en auto no hubo inconvenientes mayores, además siempre se pueden utilizar las piernas para caminar un poco.
Decidí entrar por la Avenida del Río que da directamente a la Delegación, la cual se encuentra en la parte posterior de la gran y famosa Fábrica Textil que hoy en día también funciona como casa cervecera Hércules. Desde la explanada de la Delegación ya se comenzaba a sentir el ambiente festivo, puestos de comida y antojitos tradicionales enmarcaban la marcha de los peatones.
Aunque era un festival de barbacoa había varias opciones dentro del menú para todos los gustos, desde tacos de guiso, carne asada, guajolotes, una deliciosas gorditas de queso enchilado y hasta cochinita pibil, que seductoramente mostraba un anuncio que decía “¡Prueba mi cochinita! Te Encantará”
A la entrada del parque Bicentenario, que es un espacio con una gran extensión, se encontraba el mercadito artesanal La Textilera, que es una iniciativa que reúne a productores de la región con la intención de generar los espacios necesarios para el comercio justo de sus productos.
Dentro de ellos se encontraba una gran cantidad de productos desde miel y derivados, chocolate, jabones y productos de cuidado personal, trabajo con vidrio reciclado, artesanías en bordado y cartonería. Una excelente muestra del talento y empuje de los y las emprendedoras.
Caminando un poco más adelante, en la explanada del parque comenzó el delicioso olor de los diferentes puesto de barbacoa que fueron invitados para la ocasión y aunque era temprano, las filas de comensales ya atiborraban cada uno de los negocios. Me hubiera gustado probar de todas las barbacoas que vendían pero ni el tiempo ni el estómago me alcanzaron.
Decidí ir en dirección de uno de los puestos menos socorridos por el público, pues yo también me sentía bastante hambrienta, así que me detuve en Barbacoa Morín, que son originarios de Hércules y tienen una amplia tradición en las barbacoas de borrego en hoyo, como tradicionalmente se le conoce.
Me pedí un par de tacos bastante bien servidos a un precio excelente, el cordero estaba tiernito y jugoso, la salsa era de un rojo sangre encendido y picante sólo lo necesario, se podía sentir el sabor ahumado que deja en la carne su cocción. Ahora sí podía sentir que era domingo.
Alrededor del parque había más o menos 15 o más puestos de barbacoa, no tengo la cifra exacta sólo recuerdo que al pasear por cada uno de ellos podía observar la cara de satisfacción de las personas; familias enteras degustando sus alimentos y los niños comiendo nieve. Las largas filas para comprar no parecían incomodar a nadie, todos aguardaban pacientemente su turno.
Varias bandas de músicos jóvenes amenizaron el momento en el escenario dos, yo me dirigí a comprar una cerveza artesanal de la casa Hércules, pedí una Brown Ale que se caracteriza por un sabor concentrado con notas a chocolate e incluso sabores a café, descansé en una sombra mientras en el escenario uno se encontraba un grupo de música tradicional mexicana.
Todo transcurría de una manera suave a pesar de la multitud que se encontraba alrededor.
Después del medio día, cuando el sol comenzaba a penetrar en la piel, compré una nieve de mango de las ya conocidas ‘Nieves Luna’ famosas en Hércules y sus alrededores desde hace décadas, por su calidad que no falló en su día. Cuentan con una gran variedad de deliciosos sabores tanto de leche como de agua y la textura resulta un tanto cremosa que recuerda en momentos al helado.
Me sentí muy agradecida pues no contaba con mucho dinero en efectivo y pude probar todas las delicias que se me antojaron, pasar un rato agradable y deleitar mi paladar con todas las propuestas que se encontraban alrededor.
No se podía pedir nada más a un festival que lleva su octava edición y que cada vez intenta mostrar más matices gastronómicos para disfrutar, pues realizar un evento donde el centro de la atención sea la comida no es sencillo, hay que tener en cuenta cada detalle para que un buen taco resulte el punto de encuentro entre las personas.
¡Nos vemos en el siguiente Festival de la Nieve y la Barbacoa!
Fotos por Luis García
